lunes, 21 de mayo de 2012


¿PREPARAR CLASE? Recuerdo de mis años en la Escuela Normal de Tunja como en cierta ocasión , como era requisito en Práctica Docente, había que presentar alrededor de 40 planeamientos de clase, es decir, 40 formatos completamente llenitos en forma manuscrita con detalles del cuándo y del cómo de cada paso para el desarrollo de una clase. Por aquella época era un poco más obediente y la tarea fue presentada a mi docente supervisora de clase, o sea la profesora a la cual le iba a ahorrar el trabajo de “dictar clase” durante esa semana. No obstante lo juicioso de mi tarea de acuerdo a los parámetros aprendidos, a la docente en cuestión no le satisfizo nada y sin más explicaciones que un porque “así no es”(según su parecer) me invitó a repetir las famosas ya por entonces parcelaciones. Por supuesto no lo hice y el desacato no sólo me costó un 1 en Práctica Docente ese periodo, sino mi traslado inmediato al bachillerato académico. Sin embargo este tropiezo no menguó mi vocación para ser finalmente docente. Esto me da para pensar hoy 22 años después, que las modas en educación van y vienen ,algunas se mantienen bien firmes ancladas en el imaginario del oficio y en la tradición de la docencia. Sin embargo me da por pensar cómo incide esto en la actividad de enseñar, o mejor aun, de dejar aprender hoy en día que los cambios enormes en todos los ámbitos humanos no pueden ocultarse o simplemente desconocerse. La tecnología educativa sigue tratando de configurar el rostro de la escuela al de una factoría que produce en serie cada vez con mayor planeación, más “eficiencia” y menos costos de producción, eso si sin perder el slogan de la calidad ; no se de qué tipo. Vuelvo al tema de las parcelaciones y me suena como a la triste historia del desarraigo de su terruño de millones de campesinos desposeídos por los terratenientes de siempre. Por supuesto me suena a fragmentación, también a Agroingreso $eguro. Parcelar es reducir a mínimas expresiones que puedan ser digeribles por el consumidor( estudiante desarraigado); perder la visión global de las cosas en que la naturaleza nos recuerda que todo está interconectado y nada se explica por si mismo en el aislamiento. Ahora bien preparar clase es tratar de anticiparse y seguir reteniendo el control precario de la tradición del docente autoritario, irreflexivo y repetitivo que ya ni siquiera segmenta temas y contenidos ( las editoriales le ahorran este esfuerzo). Qué significa preparar una clase, yo ya casi no lo hago en el sentido de preveer y preparar la tecnología didáctica y las respuestas; pienso más bien en un sentido muy amplio que trato de prepararme situando algunas pistas que me permitan improvisar bien, si así como suena IMPROVISAR, alejandome del libreto y sumergiéndome en la posibilidad de interactuar con otros seres humanos, que a la larga me modifican más a mi que yo a ellos (y eso que sin prepararse o proponerselo). ¿El conocimiento acaso se administra en dósis bien calculadas para beneficio del paciente y para un desarrollo efectivo del trata-miento?Seguro que si, salvo que muchos ya no lo creemos y le apostamos a la educación como otro cuento, como una oportunidad para reconocernos en medio de nuestras subjetividades y conflictos poniendo por pretexto cualquier cosa, ya no simplemente el contenido de las disciplinas académicas por tradición. Me preparo leyendo, observando, reflexionando y preguntando, conectando saberes, inter relacionando situaciones, promoviendo dudas, argumentando problemas reales e imaginarios, discutiendo conmigo mismo, buscando el orden en mi caos personal, proponiendo rutas y destapando atajos, franqueando imaginarios y dejándome emboscar por la sorpresa de uno que otro descubrimiento. corría el año de 1989. Me preparo en la sospecha más que en la certeza y en las buenas intenciones más que en los óptimos resultados. No es extraño ya para mi que extraiga de mi alrededor muchos de los motivos que se vuelven pretexto de clase, los reelabore en el lenguaje de los cuentos y las fábulas y finalmente los ponga a consideración a ver qué pasa. Me gusta crear espejos y espejismos, me gusta romper con la quietud y aquietar ciertos ruidos, dejar correr una idea y seguirla con cautela para ver en que termina o empieza. Preparo guías de informática con pretextos ajenos para adelantar tareas simples y aveces intrascendentes que disfrazo de necesarias. Preparo temas de tecnología pero siempre me voy por las ramas y termino en otros bosques. Preparo trabajos de artística que normalmente cambio porque se atraviesan por el camino otras ideas más tentadoras. Preparo retos tecnológicos para Ambientes y sobre todo para tener entretenidos a los estudiantes en lo que por naturaleza les gusta y no hay que arrastrar. No preparo ni una clase de Ética porque trabajo con el día a día de lo que pasa en el curso y da motivo de controversia. Aunque elaboro una que otra guía para que los estudiantes piensen que hay que hacer algo y no pierdan el ritmo de la responsabilidad. Me preparo para pasar un buen rato con mis estudiantes dentro y fuera del salón, para escuchar sus requerimientos de todas las mañanas, para dar uno que otro consejo, uno que otro regaño y una que otra felicitación. Me preparo para una pelea de 5 asaltos, que de vez en cuando gano o dejo en empate, pero que inevitablemente continúo al día siguiente con la confianza que algo maravilloso siempre me dejará, aunque aveces me quedo corto cuando lo increíble o sorprendentemente humano rebasa los límites de mi incredulidad y me da cuentas de la vida en diversos trayectos, a distintos ritmos y con cientos de ojos curiosos. También me preparo para el bostezo de una que otra actividad pedagógica o administrativa que me recuerda que educar cobra su precio y lo pago a regañadientes con la esperanza de hacerle trampa a la trampa y salir entero aunque ligeramente maltratado . Me improviso y preparo aún sin querer. Chocontá, mayo 20 de 2012.

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